domingo, 22 de enero de 2017

No hay honor en las sombras


(Imagen: Metamorfosis de Narciso 1937 - Salvador Dali) 


La humildad era mi seña de identidad, que se sustentaba con trabajo, sacrificio e implicación máxima, relegando a un segundo plano todo lo que rodeaba mi propia vida. Pero la desdicha de un destino ya anunciado, cruzo nuestros caminos y creí que la mejor elección seria seguir tu estela, aprendiendo el máximo de ti y creciendo tras tus pasos. Y aunque mis expectativas crecieron con tus palabras no tardaron a ahogarse tras pasar un año encerrado en las galeras, remando a toque del tambor incapaz de escuchar el sonido del oleaje. 


Asome la cabeza en la cubierta y discutimos culpándonos mutuamente y creí erróneamente que ya no teníamos barreras entre nosotros, que era uno mas en la toma de decisiones aunque mantuviese mi puesto en las galeras. Pero ayer de nuevo me relegaste a las sombras, de donde nunca he salido y de donde no se si saldré alguna vez. Remare lo mas fuerte que pueda mientras el barco se agite pero nunca mas lo haré cuando este el barco anclado y nunca mas creeré quebrar las barreras que nos separan.


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