sábado, 17 de marzo de 2012

Reflejo de la nada

(imagen: Meditación sobre la arpa  Dalí - 1934)



Una alma florece pura en la vida, virgen de ideas y de maldades, con solo el instinto como guía y abierta a vivir nuevas experiencias para crear una propia voluntad e identidad. El entorno permuta a decisivo en el desarrollo de ambas, conviertiéndose en su libro de aprendizaje donde podrá ver reflejado lo que es el bien y el mal, donde descubrir los limites que su alma nunca se atreverá a cruzar. Pero a veces sucede que el circo que le rodea esta vacío y lo único que pueden ver sus ojos vírgenes es la lona, que aunque siempre este presente nunca es cercana y además es incapaz de trasmitir nada, siendo solo útil como cobijo del frio a lo desconocido. Con constantes y silenciosos manguerazos de abandono han conseguido sofocar los colores del individuo, consiguiendo que solo floreciera una flácida y gris flor, temerosa de tener norte y frágil de carácter e identidad.

Es tan difícil ser el reflejo de la nada. 

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