sábado, 28 de julio de 2007

Recomendando


Julio 2007

ALCATRAZZ- No Parole from Rock'n Roll
MFM 1983
Graham Bonet (voz), Yngwie Malmsteen (guitarra), Gary Shea (bajo), Jan Uvena (batería), Jimmy Waldo (teclados).



JAG PANZER- Ample Destruction
AZRA IRON 1984
Harry Conklin (voz), Joey Tafolla (guitarra), John Tetley (bajo), Rick Hilyard (batería).


KREATOR- Coma of Souls
Noise Records 1990
Mille Petrozza (voz, guitarra), Frank Gosdzik (guitarra), Rob Fioretti (bajo), Jurgen Reil (batería).

Mi viaje hoy no tendrá Fin



(imagen: pintura "MAIN IN THE BOX" de George Claire Tooker-1967)

El sudor resbala por mi frente sin ni siquiera poder levantar las manos para evitar que caiga. Prisionero de otros infelices que viajan junto a mi, compartiendo rostros de cansancio, la falta de brillo en nuestros apagados ojos, la desilusión de un nuevo día vivido mas de mil veces, esos bostezos que te hacen estremecer.

Por algo que no llego a comprender la tensión aumenta por momentos, discusiones, empujones y sobresaltos se reparten a diestro y siniestro, al parecer un afortunado viajero, de esos que aposentan sus posaderas con el objetivo de alargar su letargo hasta llegar al tajo, hace gestos de apearse. El libre asiento se convierte en un instante en el mayor tesoro, en la única oportunidad de darle un giro a la situación, la posibilidad de ser el protagonista adorado por unos pocos y despreciado por la gran mayoría, en donde poder ojear el ya arrugado periódico que un amable y desconocido joven me obligo a coger y cargar con él durante todo el viaje. No fueron pocos los que probaron suerte pero solo podía quedar uno, la experiencia y ese cambio de ritmo, de lo cansino a lo sorpresivo, fueron decisivos para que una anciana mujer derrotase a los osados que la intentaron vencer.

Yo solo anhelo llegar, así que empiezo a elaborar mí plan de fuga, buscando posibles huecos y evitando alejarme de la puerta aunque para ello tenga que jugarme el tipo. Parece que hoy será relativamente fácil escapar, que no será necesario dar más de tres o cuatro empujones. Me siento tranquilo por primera vez desde que sonó el despertador, hace ya un largo rato. A la siguiente se termina esta agonía.

El tren empieza a reducir su velocidad al encarar la ultima curva antes de mi parada, y tieso como un pepino me agarro a la puerta para ser el primero evitando así algún sofocón. ¿Pero que coño pasa?, ¿el tren se ha parado?, ¿solo veo una pared? Reacciono lo más rápido que puedo pidiendo a gritos y con ayuda de manos, cuerpo y cabeza, que me abran paso. Pero cuando parece que todo acabado, que ya puedo sentir el caliente oxigeno del andén, una manada de infelices, con rostro de cansancio, sin brillo en los ojos y con la desilusión de un nuevo día vivido mas de mil veces , suben al vagón sin dejarme poner pies en suelo firme.

Mi viaje hoy no tendrá Fin.

Symphony X- The Divine Wings of Tragedy



Año: 1997 Compañia: INSIDE OUT MUSIC
FORMACIÓN: Russell Allen – Voz, Michael Romeo – guitarra, Jason Rullo – batería,
Thomas Miller – bajo, Michael Pinnella – piano


Tercer disco de los de New Jersey Symphony X con tres años desde su primer LP, un anterior Damnation Game con importante repercusión mediática y repitiendo formación por primera vez. Iniciaron su preparación a finales del 1996 y aparece en 1997 con el nombre de The Divine Wings of Tragedy. Un largo periodo que les permite llenar de detalles este Lp y realizar un excelente producción con un sonido esplendido.

Enseñando los dientes arrancan Symphony X con “Of Sin and Shadows, con rítmica aplastante y melodía a cargo de la desgarrada voz de Russell Allen. Desborda la energía del tema y del estribillo, junto al gran sonido que será tónica del disco. Grandes coros dan entrada a un solomalmsteeniano” de Michael Romeo con un gran apoyo de Michael Pinnella a los teclados. Sin dejarnos tomar aire seguimos trotando con “Sea of Lies” donde Allen demuestra sus dotes con grandes agudos y sobretodo esa gran melodía que posee su voz. La guitarra alterna palm mute con rasgado y melodía con velocidad, acompañada de una variedad rítmica no menos esplendida especialmente por trabajo de Jason a la batería. De nuevo Michael Romeo realiza un impresionante solo con grandes escalas y sabor a nostalgia.

Con sonido muy heavy, con gran peso del Pinnella perseguido siempre de cerca y a gran velocidad por Romeo, arranca “Out of the ashes”. Con la entrada de Allen el tema suena muy contundente sin detener el endiablado ritmo. El trabajo de coros, el solo y las persecuciones despeinan. Entregadísimo y generoso durante todo el tema Jason Rullo. Primer respiro del disco, “The accolade” nos traslada a un delicioso medio tiempo lleno de virtuosismos y ritmos muy progresivos. La melodía inicial de los teclados es de las que se pegan para siempre dando entrada a un Romeo que nos deleita con un nuevo solo mientras el tema toma el cariz de los tres primeros del disco, sonido crudo de guitarras y la melodía de Allen. Después de la primera estrofa cantada los detalles del tema se multiplican y deseas que nunca termine la canción. El estribillo es acojonante. De nuevo la base rítmica da toda una lección de clase. Después de repetir la misma estructura y cuando parece que el tema va a terminar, Allen nos hipnotiza durante más de un minuto con su voz, parece que descansemos en las nubes. Campanas anuncian la mágica melodía y el derroche de clase de estos americanos. Cierran de nuevo con la primera parte del tema. Gran trabajo de todos los músicos, diez minutos que saben a 10 segundos.

“Paraoh” contundente rítmica protagonizada por el bajista y la entrada de contratiempos progresivos y una voz muy oscura con grandes agudos. La rítmica del estribillo parece salida del mismo infierno. Un medio tiempo central con Allen y Thomas Miller al bajo sirve de puente para volver a la rítmica inicial. El solo mas oscuros del disco. Enamorado de la batería inicial de “the eyes of Medusa”. El teclado es quien guía con su melodía ha esta maquina que es Symphony X. Para escuchar un soberbio Allen que nos hace vibrar con estructuras realmente trabajadas de voz. El tema rompe su rítmica y nos traslada a la parte más orquestral de todo el disco. “The Witching tour” se inicia con un Romeo de nuevo muy Yngwie. Me encanta Allen este tema como vocaliza cada palabra. De nuevo velocidad y grandes coros. Romero esta aplastante en el solo y de nuevo Pinnella tras el. Espectacular opereta.

The “Divine wings of tragedy” es algo mas que una canción en este disco: su titulo, su duración de 20 minutos repartidos en 7 partes y esos coros iniciales realmente curradísimos. La canción habla del Apocalipsis y su música nos mantiene entre pasajes etéreos y ritmos agresivos. Después de los coros una melodía orquestral nos lleva hacía un afilado riff. De nuevo la rítmica llena de detalles de percusión y mucha salsa progresiva donde Romeo se pega su primer solo. Luego es Pinnella el que enseña sus cositas. El tema se detiene y de nuevo a soñar ahora con la voz de Allen, en un tono muy Covardale donde el se siente muy cómodo. De nuevo a cabalgar a base de ritmos progresivos rápidos e intensos, preciosos y dulces. En la parte central del tema una majestuosa batería nos avisa de la pronta llegada de otra demostración, no solo de Romeo y Pinella se lucen sino que la banda al completo pisa muy fuerte. Allen enfadadísimo escupo odio y elocuente locura. Majestosa de nueva la entrada de voces durante casi cinco minutos de babeo musical absorbido y sorprendido por cada nota o golpe rítmico que se escucha. No le quitaría ni un punto ni una coma a esta canción. Simplemente genial. En la parte final un mágico Allen y la melodía central dan por cerrada esta obra maestra de veinte minutos y cuarenta segundos.

“Candelight Fanstasia” es un tema idóneo para terminar este discazo incluso después de la suite. Melancólica voz y adornos arpegiados de guitarra nos cuentan el declive de un artista. Desgarrador Romeo y dulce Allen. El tema toma una onda muy roquera y un estribillo que pone los pelos de punta. Grande Rusell Allen. Quizás el tema menos agresivos pero no por eso lento.

Este disco fijo de forma definitiva el estilo de la banda, decantándose por un heavy progresivo en una onda muy neoclásica, con importante protagonismo de guitarras y teclados en solos, arpegios, armonías pero con una dura vertiente rítmica. Y todo ello acompañado de la técnica y melódica voz de Russell Allen. Con este Symhony X consiguieron afianzarse en Europa y consolidarse en Japón, donde vendieron más de 100.000 copias. El disco impresiono a la prensa que lleno de halagos al quinteto. Se considera uno de los mejores discos en su género y para mí un disco imprescindible para todo el amante del metal con sabor añejo y lleno de ritmos progresivos.


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